Los ataques de pánico son un tipo de trastorno de ansiedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Este trastorno puede ser abrumador y debilitante, provocando miedo intenso y síntomas físicos que pueden durar varios minutos o incluso horas.
En este artículo exploraremos qué son los ataques de pánico, sus síntomas, causas y cómo controlarlos. También hablaremos de los tratamientos disponibles y de los especialistas en salud mental que pueden ayudar a quienes padecen esta afección.
¿Qué es un ataque de pánico?
Experimentar una oleada repentina y abrumadora de miedo y angustia puede ser una experiencia increíblemente desalentadora e inquietante. Estos episodios, conocidos como ataques de pánico, pueden hacer que una persona se sienta fuera de control y como si fuera a morir.
Junto con una intensa angustia emocional, los ataques de pánico pueden manifestarse con síntomas físicos como temblores, sudoración y dificultad para respirar.
Inesperados y perturbadores, los ataques de pánico pueden dificultar la realización de las actividades cotidianas.
Es importante señalar que los ataques de pánico no son indicativos de debilidad personal. Buscar ayuda es un paso esencial y valiente para controlar y tratar este trastorno.
Una serie de factores, como el estrés, los traumas u otros problemas de salud mental, pueden ser la causa de los ataques de pánico. Con el tratamiento adecuado, es posible dominar tu vida y superar estos episodios de angustia.
¿Qué causa los ataques de pánico?
Las situaciones estresantes pueden contribuir en gran medida a los episodios de ansiedad. Los acontecimientos de la vida, como la muerte de un ser querido, las dificultades económicas y las presiones profesionales, pueden aumentar los niveles de angustia. Incluso los cambios positivos, como casarse o tener un hijo, pueden provocar estrés y desencadenar un ataque de pánico.
Desarrollar métodos para controlar el estrés e identificar sus fuentes es un paso importante para mitigar las posibilidades de que vuelva a producirse. La genética también puede desempeñar un papel en el trastorno de pánico.
Las investigaciones demuestran que esta afección puede ser hereditaria, y quienes tienen familiares que padecen trastornos de ansiedad pueden ser más propensos a sufrir ataques de pánico.
Sin embargo, es esencial tener en cuenta que no todas las personas con antecedentes familiares de problemas de ansiedad padecerán trastorno de pánico.
El consumo de sustancias es otra causa frecuente de ataques de pánico. La ingestión de drogas o alcohol puede provocar estos ataques, exacerbar los síntomas y aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno de pánico.
Además, la abstinencia de drogas y alcohol también puede provocar ataques de pánico. Buscar ayuda para el abuso de sustancias es esencial para reducir el riesgo de ataques de pánico y otras complicaciones de salud relacionadas.
Por último, algunos trastornos médicos pueden precipitar los ataques de pánico. Las personas con asma, enfermedades cardiovasculares, problemas de tiroides u otros problemas de salud crónicos pueden ser más propensas a estos episodios.
Además, ciertos medicamentos utilizados para tratar afecciones médicas también pueden desencadenar ataques de pánico. Es importante consultar con un médico y crear un plan para controlar los ataques de pánico si una persona padece una enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas de un ataque de pánico?
La sensación de fatalidad inminente puede ser totalmente abrumadora e incluso hacer que uno sienta que está a punto de morir.
Esta experiencia repentina e intensa incluye síntomas físicos y emocionales como:
- Miedo a perder el control o a perecer
- Aceleración de los latidos del corazón
- Sudoración
- Temblores o estremecimientos
- Dificultad para respirar
- Sofocos de frío o calor
- Náuseas
- Malestar abdominal
- Dolor torácico
- y dolores de cabeza.
Estos signos pueden durar desde varios minutos hasta una hora, por lo que son muy debilitantes.
La naturaleza repentina e inesperada de estos episodios los hace difíciles de prever y planificar, y también pueden desencadenarse por determinadas situaciones, como estar en una zona concurrida o estar solo en una habitación tranquila.
Es importante ser consciente de que estos episodios son distintos de los ataques de ansiedad, que suelen derivarse de la tensión o la preocupación.
Si tú o alguien que conoces están pasando por esto, es imprescindible que busquen ayuda. El miedo y la ansiedad asociados a estos episodios pueden dificultar la vida cotidiana.
Es importante recordar que pueden controlarse con los tratamientos y recursos adecuados, así que habla con tu médico sobre las opciones disponibles.
¿Cuál es la diferencia entre ataques de pánico y ansiedad?
Tanto los ataques de pánico como los de ansiedad pueden provocar sensaciones de miedo intenso y dolor en el pecho, pero hay algunas diferencias clave entre ambos.
Los ataques de pánico son repentinos e inesperados, y a menudo ocurren sin ninguna causa obvia, mientras que los ataques de ansiedad suelen estar provocados por un desencadenante identificable.
Los ataques de pánico suelen durar hasta 10 minutos y suelen tener cuatro o más síntomas distintos, como corazón acelerado, dolor en el pecho o sensación de desmayo. Las crisis de ansiedad, en cambio, pueden durar entre 20 minutos y una hora y suelen tener tres o más síntomas, como respiración entrecortada, temblor corporal y sensación de irrealidad.
Comprender estas diferencias puede ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a controlar mejor su estado, así como a identificar problemas más graves que requieran atención médica.
¿Qué hacer cuando tienes un ataque de pánico?
Experimentar un ataque de miedo y ansiedad intensos puede ser innegablemente abrumador. Sin embargo, hay formas de afrontar eficazmente estos síntomas y aliviar la angustia.
Es importante mantener la compostura y recordar que el episodio pasará. Puede ser útil comprender que los efectos son benignos y que ya has pasado antes por situaciones similares.
Concéntrate en tu respiración y respira lenta y profundamente para regular el ritmo cardiaco y disminuir la hiperventilación.
Además de tranquilizarte, también puedes practicar técnicas de enraizamiento para volver a centrar tu atención en el momento presente. Estas técnicas se centran en tus cinco sentidos, como sentir el suelo bajo tus pies o escuchar los ruidos que te rodean.
También puedes intentar contar hacia atrás desde 100, o repetirte una expresión tranquilizadora como esto pasará o estoy seguro.
Es imprescindible que busques ayuda profesional si experimentas episodios frecuentes o graves, ya que hay muchos tratamientos disponibles.
¿Cómo se tratan los ataques de pánico?
Afrontar los efectos debilitantes de un ataque de pánico puede hacer que uno se sienta desamparado y aislado. Afortunadamente, existen diversos tratamientos para ayudar a controlar los síntomas.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un método muy eficaz para comprender y abordar los pensamientos y sentimientos que desencadenan los episodios de pánico. Las sesiones pueden realizarse con un terapeuta, en un pequeño grupo o a través de recursos online.
Además, también pueden utilizarse medicamentos para tratar los ataques de pánico. Suelen recetarse antidepresivos, benzodiacepinas y betabloqueantes. Los antidepresivos pueden ayudar a regular los niveles de neurotransmisores del cerebro, mientras que las benzodiacepinas actúan rápidamente para reducir la intensidad de un episodio.
Los betabloqueantes se suelen utilizar para tratar la hipertensión, pero también pueden ayudar a aliviar síntomas físicos como los latidos rápidos del corazón y los temblores.
Incorporar cambios en el estilo de vida también puede ayudar a reducir la frecuencia y gravedad de los episodios de pánico. Adoptar una dieta sana, hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente y evitar sustancias como la cafeína, el alcohol y el tabaco pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
Es importante recordar que existe ayuda y que los ataques de pánico pueden tratarse. Consultar con un profesional de la salud mental es clave para determinar el mejor plan de tratamiento y proporcionar apoyo a lo largo del proceso de recuperación.
¿Qué especialista debe tratar un ataque de pánico?
Si experimentas síntomas de un trastorno de pánico, es importante que busques ayuda de un especialista cualificado. Tu médico de atención primaria o tu médico de familia pueden evaluar tus síntomas y remitirte a un especialista si es necesario.
Alternativamente, si tus síntomas son graves o experimentas episodios frecuentes de miedo intenso, puede ser mejor consultar a un profesional de la salud mental.
Un psiquiatra o psicólogo especializado en trastornos de pánico puede proporcionarte una evaluación y un plan de tratamiento personalizado.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un método eficaz para controlar los ataques de pánico, y los terapeutas especializados en este enfoque pueden ayudarte a desarrollar técnicas para reducir la intensidad de tus síntomas.
Además, un trabajador social clínico puede proporcionarte asesoramiento y terapia para apoyarte durante el tratamiento. Por último, un asesor de salud mental titulado puede proporcionarte un espacio seguro para procesar tus emociones y ofrecerte apoyo adicional.
Cuando busques ayuda de un profesional de la salud mental, es importante elegir a alguien que tenga experiencia en el tratamiento del trastorno de pánico. Pregunta al especialista sobre su experiencia en el tratamiento específico de los ataques de pánico para asegurarte de que recibes el tratamiento más eficaz. Con la ayuda adecuada, puedes controlar tus síntomas y recuperar el control de tu vida.
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Acerca de este artículo: Ataques de pánico en Costa Rica